
Le damos las gracias a Basilides Manso por contarnos la fascinante historia del santo patrón de los madrileños.
Nació en una familia de colonos mozárabes en 1082 en el Madrid musulmán, en la calle del Águila nº 1 según la tradición. Su primer trabajo fue de zahorí, ya que tenía gran habilidad para encontrar agua. Se cuenta que los pozos que él hacía nunca se secaban y sus aguas tenían propiedades curativas.
Cuando Ali ben Yusuf, rey de los almorávides, cercó Madrid en 1109, Isidro y otros muchos madrileños huyeron al norte, encontrando trabajo en Torrelaguna. Allí conoció a María y se casaron en la iglesia de Santa María Magdalena. El matrimonio se quedó varios años en Torrelaguna.
Isidro trabajaba de labrador y zahorí, y el terrateniente Iván de Vargas le contrató para que se ocupara de una finca que tenía en Talamanca, llámádole a Madrid hacia 1119 para trabajar sus tierras. Isidro trabajaba unas tierras de regadío que tenía su amo donde hoy está la ermita de la Virgen del Puerto y otras en la margen derecha del río, éstas de secano, que es la pradera de San Isidro. También cultivaba alguna tierra de su amo en los Carabancheles. Isidro salía por la puerta de Moros a mediodía, María le llevaba la comida y después de trabajar de sol a sol regresaba por la puerta de la Vega visitando a la Virgen de la Almudena en la Iglesia de Santa María.
Uno de sus milagros más conocidos es el de los bueyes, que guiados por los ángeles, siguieron arando mientras él rezaba. Otro es la salvación de su hijo Millán, que se cayó a un pozo y él hizo subir el agua hasta el brocal, elevando al niño a la superficie; este pozo está en el Museo de San Isidro.
Murió el 30 de noviembre de 1172 y fue enterrado en una caja de madera en el cementerio de la parroquia de San Andrés. Desde su muerte los madrileños le rindieron culto y en tiempos de Felipe II empezaron los trabajos de canonización, siendo canonizado el 12 de marzo de 1622 junto a San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier y Santa Teresa de Jesús.
Su cuerpo permanece incorrupto y ha sido expuesto en diversas ocasiones para solicitar su intercesión en situaciones de sequías, desastres o enfermedades de miembros de la realeza. Actualmente se encuentra en la Colegiata de San Isidro el Real (antigua catedral de Madrid). La última exposición del cuerpo del Santo fue en 2022.
El Museo de San Isidro, según la tradición, fue la casa de los Vargas, amos de San Isidro, y donde vivió y murió el Santo. El museo está dedicado a los Orígenes de Madrid y ocupa el solar del palacio de los condes de Paredes (Plaza de San Andrés, 2).