Pasear junto al Mediterráneo, evocar la historia medieval en un castillo-palacio de un Papa cismático, recorrer un marjal, degustar un arroz y el pescado recién capturado, todo eso y más en Peñíscola en primavera.
Las playas de Peñíscola
El pueblo está situado en el norte de la provincia de Castellón, a 494 km. de Madrid. cuenta con una población estable de 7.882 habitantes, que en verano crece de manera exponencial. Las dos playas, la norte, está totalmente edificada con hoteles y la sur, más recogida, junto al puerto, da acceso al casco antiguo.
El casco antiguo
Un gran Peñón entra en el mar y subiendo hasta la cumbre se encuentra un castillo construido alrededor de 1300 por los templarios sobre los restos de una alcazaba. Los miradores presentes en todo el recorrido permiten la contemplación de paisajes marineros luminosos y bellos rincones, todo ello sin las aglomeraciones del verano. El faro forma parte del conjunto.
El Papa Luna
El nombre de Peñíscola va unido al del llamado Papa Luna. Pedro Martínez de Luna nacido en Illueca, Zaragoza en 1328 y fallecido en Peñíscola en 1423 ascendió a cardenal de la Iglesia Católica y participó en las disputas que llegaron a crear dos sedes papales, Roma y Aviñón y a elegir dos Papas generándose el llamado Cisma de Occidente.
Pedro, elegido Papa en Aviñón en 1394 con el nombre de Benedicto XIII. coexistió con Gregorio XII como Papa de Roma. Tras múltiples diferencias entre las dos sedes y los apoyos de los diversos gobiernos de la época, el Concilio de Constanza celebrado en 1415 declaró a Benedicto XIII antipapa y hereje. El nunca aceptó la decisión y se retiró al Castillo Palacio de Peñíscola ya sin apoyos y dedicado a escribir diversas obras de consejo demostrando sus profundos conocimientos.
Una escultura en bronce al pie de las murallas del Castillo, instalada en 2007, lo recuerda, así como una de las avenidas principales del pueblo.
El marjal de Peñíscola
Existen diversos terrenos pantanosos en la Comunidad valenciana conocidos como marjales y el de Peñíscola ocupa 105 hectáreas. En su parte sur llega hasta el pueblo, paralelo a la costa, y vierte aguas a la altura de la playa sur. Los marjales poseen fauna y flora variada, son lugares protegidos y pueden verse dañados por actividades de construcción descontrolada y acumulación de desperdicios generados por el hombre. Son lugares agradables para el paseo y la contemplación de aves y peces.