
Muchas gracias a Basilides Manso por contarnos estas interesantes curiosidades de nuestro río madrileño.
El río Manzanares siempre ha sido un río poco caudaloso, pero en épocas de lluvias se llevaba los antiguos puentes de Segovia y de Toledo por delante. Los puentes actuales se construyeron precisamente para evitar que una vez más fueran destruidos por las crecidas de río.
Tras las inundaciones de 1434 varios puentes que cruzaban el río fueron destruidos, por lo que se hubo de utilizar barcas y balsas para poder cruzarlo. Esta crecida es cíclica y ocurre cada 500 o 600 años; las anteriores estaban documentadas por romanos y árabes.
Fue Quevedo quien lo bautizó como aprendiz de río:
«Manzanares, Manzanares
arroyo aprendiz de río
practicante de Jarama
buena pesca de maridos.
Y Lope de Vega lo calificó como esperanza de río:
“y aunque un arroyo sin bríos
os lave el pie diligente,
tenéis un hermoso puente
con esperanza de río»
A partir de entonces el río Manzanares ha sido objeto de mofa durante siglos.
Se dice que Lope de Vega, que asistió a la inauguración del puente de Segovia, preguntado por el corregidor que qué le parecía el puente contestó: «No voy a dar una opinión sino un consejo, señor corregidor: que la villa de Madrid una de dos, o se compre un río o venda un puente».
Góngora se refirió también a nuestro río:
“Duélete de esa puente, Manzanares
mira que por ahí dice la gente
que no eres río para media puente,
y que ella es puente para treinta mares»
Se cuenta que un embajador alemán del siglo XVIII dijo que era el mejor río de Europa, por que era “navegable en coche y a caballo”.
Cuentan que Alejandro Dumas después de beber medio vaso de agua que había pedido a un aguador, le devolvió el otro medio para que lo regalara al Manzanares “que le hacia más falta”.
El río Manzanares nace cerca de la Bola del Mundo en la sierra de Guadarrama a 2.190 metros de altitud y tiene 92 kilómetros de longitud hasta desembocar en el Jarama a la altura de Rivas-Vaciamadrid. A su paso por Madrid tiene 33 puentes, siendo los más históricos el Puente de Segovia (1584), el Puente de Toledo (1724) y el Puente de San Fernando (1749) y el Puente del Rey (1816).