Le damos las gracias a Basilides Manso por traernos esta historia tan interesante y tan desconocida de la historia de nuestra ciudad.
Entre la calle Toledo y la de los Estudios había varias instituciones dedicadas a la enseñanza, entre ellas un colegio fundado por los jesuitas en 1558 que constituye el germen del Colegio Imperial.
La Emperatriz María de Austria, hija de Carlos V y esposa de Maximiliano II de Austria, es reconocida como patrona y fundadora del Colegio Imperial. Tras quedarse viuda, en 1582 se retiró con su hija Margarita al Convento de las Descalzas, fundado por su hermana Juana de Austria. Allí vivió hasta su muerte en 1603, dejando al colegio de los jesuitas como herencia prácticamente todos sus bienes. Era una considerable cantidad de dinero, con la que se promovió la construcción de un nuevo colegio, refundado con el nombre de Colegio Imperial y gestionado por los jesuitas hasta su expulsión en 1767.

El Colegio Imperial ofrecía estudios de gramática, retórica y teología, pero no podía otorgar títulos superiores por la oposición de las Universidades de Salamanca y Alcalá de Henares. Poseía la biblioteca de Madrid más importante hasta el siglo XVIII, calculándose que pudo llegar a tener entre 30.000 y 35.000 libros. Entre sus ilustres alumnos se encuentran Lope de Vega, Calderón de la Barca y Francisco Quevedo.
Tras la expulsión de la Compañía de Jesús, Carlos III refunda el Colegio como los Reales Estudios de San Isidro, y en 1845 éstos se transforman en el Instituto de Segunda Enseñanza “San Isidro”, que es el centro educativo más antiguo de Madrid y que posee un magnífico claustro barroco. Por sus aulas han pasado cuatro premios Nobel (José Echegaray, Jacinto Benavente, Vicente Aleixandre y Camilo José Cela), Pío Baroja, Pedro Salinas, los hermanos Machado, Juan de la Cierva, Eduardo Dato, Miguel Mihura, Gregorio Marañón, María Zambrano y el rey Juan Carlos I de España, y otros muchos como Luis Candelas, expulsado por abofetear a un profesor.
Junto al Colegio Imperial había una pequeña Iglesia dedicada a San Pedro y San Pablo, que fue sustituida por la actual Colegiata de San Isidro (C/ Toledo, 39). Una vez terminado el templo se trajeron a ellos los cuerpos de San Isidro y su esposa Santa María de la Cabeza.