Los Mayores Cuentan

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Pablito (un gran hijo). Un relato de Ana Simal

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Escribo esto un poco triste. Mi mamá ya no está entre nosotros. Era muy buena y me quería mucho, pero era muy pesada.

“Pablito, no bajes las escaleras de dos en dos que te vas a caer”. Yo alguna vez me caía a propósito solo por oírla decir “¿Ves? , ya te lo decía yo”. Se le iluminaba la cara de felicidad.

“No comas tan deprisa que te vas atragantar” Yo procuraba atragantarme de vez en cuando. Me daba golpecitos en la espalda y me decía: “ ¿ves?”.

Así con todo. A mi mamá le gustaba acertar. Más que ser feliz lo que quería era tener razón, aunque se llevara su pequeño disgusto.

Empecé a ir al cole: “si no estudias vas a suspender” .

Yo no estudiaba, más que nada por complacerla y ver su cara resplandeciente cuando llegaban las notas: “seis suspensos, ves Pablito, ya te lo decía yo. A este paso te echan del colegio” Y me echaron.

“Si estás todo el día en la calle, te vas a hacer un golfo” Y me hice.

Cuando llegaba de madrugada con unas copas de más, siempre decía: “¡Ay Pablito, tú me vas a matar!”

Y un día la maté, solo para demostrarle que tenía razón. Yo quería mucho a mi mamá y la echo mucho de menos…