
Escribo esto un poco triste. Mi mamá ya no está entre nosotros. Era muy buena y me quería mucho, pero era muy pesada.
“Pablito, no bajes las escaleras de dos en dos que te vas a caer”. Yo alguna vez me caía a propósito solo por oírla decir “¿Ves? , ya te lo decía yo”. Se le iluminaba la cara de felicidad.
“No comas tan deprisa que te vas atragantar” Yo procuraba atragantarme de vez en cuando. Me daba golpecitos en la espalda y me decía: “ ¿ves?”.
Así con todo. A mi mamá le gustaba acertar. Más que ser feliz lo que quería era tener razón, aunque se llevara su pequeño disgusto.
Empecé a ir al cole: “si no estudias vas a suspender” .
Yo no estudiaba, más que nada por complacerla y ver su cara resplandeciente cuando llegaban las notas: “seis suspensos, ves Pablito, ya te lo decía yo. A este paso te echan del colegio” Y me echaron.
“Si estás todo el día en la calle, te vas a hacer un golfo” Y me hice.
Cuando llegaba de madrugada con unas copas de más, siempre decía: “¡Ay Pablito, tú me vas a matar!”
Y un día la maté, solo para demostrarle que tenía razón. Yo quería mucho a mi mamá y la echo mucho de menos…