Los Mayores Cuentan

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Discoteca. Relato de Mª Luisa Illobre

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Tras el confinamiento, se van suavizando las normas de alarma y por lo tanto ya pueden abrirse discotecas, bares, etc., solamente para personas responsables que, al parecer no hay muchas.

En aquella comunidad se autorizó  abrir la discoteca SUSPIROS, solamente para la mitad de aforo y sobre todo sin poder bailar en la pista, por estar ocupada por mesas.

La cosa comenzó bien pero a los diez minutos la gente comenzó a desmadrarse, bailar, beber y formar un escándalo de miedo.  Pasó un vecino e inmediatamente dio aviso a la policía, que al momento desalojó el local, echando a todas las personas que en él estaban.

Alicia había ido con dos amigas más, pero entonces se encontraba en el aseo. Se enteró por las grandes voces que algo estaba pasando e intentó abrir la puerta, pero el pestillo no daba vuelta. Comenzó a ponerse nerviosa y al cabo de un rato pudo abrir la puerta, aunque había un silencio absoluto y apenas unas luces de emergencia. Bajó la escalera llamando a sus amigas pero nadie le contestó. Estaba completamente sola, pues al desalojarse el local la policía había bajado un enorme cierre sin percatarse de que en los aseos podía haber alguien.

Comenzó a dar grandes voces, pero no tenía idea de la hora que era, llegó a la mesa que tenían y estaba vacía, su bolso había desaparecido con el teléfono móvil dentro.

No sabía qué hacer, estaba presa de un miedo horrible. En el exterior no debía de pasar nadie, pues no se oía ni circulación de coches ni absolutamente nada. Pasó bastante tiempo, el sueño la fue venciendo y se quedó dormida en uno de los sillones del local.

Entretanto se corrió la voz del escándalo que se había formado en aquella discoteca, y sus padres, aunque no conocían la salida de su hija se presentaron en la comisaría a la que habían llevado a los jóvenes después del desalojo, y que después de una reprimenda les habían dejado volver a sus casas.

Ante la angustia de los padres de Alicia, el comisario aceptó en  acompañarlos a la discoteca, pues era una joven que nunca volvía tarde a casa.  Cuando consiguieron abrir la puerta la encontraron en un grado de excitación horrible, pues habían pasado muchas horas y ya creía que nadie iba a liberarla nunca.